Cuando hablamos de educación, los conocimientos teóricos, la didáctica, la técnica y la metodologÃa no son suficientes. Por el contrario, demasiada sapiencia, la acumulación de saberes técnicos y tecnológicos en algunos casos puede resultar contraproducente. Esto no quiere decir que un docente no deba estudiar o interiorizarse de los nuevas teorÃas y/o prácticas. Sino que se quiere llamar la atención sobre el hecho de que no puede confiarse el éxito de la tarea a estas cuestiones.
Antes que nada, y en la base de todo lo expresado está la Persona del Educador, su presencia disponible, su compromiso ético y utópico con el educando, su escucha atenta de lo que el otro es, su diálogo apacible, su compañÃa y guÃa permanente orientada al perfeccionamiento humano del alumno.